"Cuenta la leyenda que existió en la antigüedad una niña pobre llamada Sim Cheong, muy amable y amorosa que hizo el sacrificio más grande que puede hacer un hijo por su padre".
La Leyenda
"Había una vez una niña muy amorosa y amable que cuidaba a su padre ciego con tanta devoción que la gente alrededor se admiraba de su grandeza, que aunque no poseían dinero, se tenían el uno del otro.
Un día el padre ciego de Sim Cheong, cayó en un río camino a casa; un monje que pasaba por el lugar lo logró salvar y Sim Cheong al ver lo que había sucedido, estaba muy agradecida y fue al templo donde habitaba el monje para darle las gracias.
Hablaron de muchas historias, en especial, se enteró de una ofrenda de arroz dada Buda que podría devolver a su padre la vista y al ofrecer una pequeña cantidad de arroz a Buda se enteró de un anuncio: los marineros locales estaban buscando a una joven para dar su vida en sacrificio y se comprometieron en entregar 300 sacos de arroz a la joven que sería sacrificada. 
En ese entonces al ser tan pobre Sim Cheong trabajaba cosiendo en casa de un hombre rico.
La esposa la quería adoptar del cariño que le tenía, pero se enteró de que decidió otorgar su vida en sacrificio y se sorprendió por la noticia. Lo que nadie sabía era que el padre de Sim Cheong no sabía nada del sacrificio.
El tiempo transcurrió y llegó el día donde Sim Cheong daría su vida en Sacrificio.
Al momento de irse con los marinos, le mintió a su padre diciendo que había sido adoptada por la esposa del Hombre Rico donde trabajaba y que era posible que no pudiera regresar.
Sim Cheong montó la nave y se despidió de su padre en sus pensamientos.
Al instante donde su cuerpo tocó el mar, Sim Cheong oró por su padre para que fuera capaz de abrir sus ojos y pudiera ver la luz del sol, las estrellas, el cielo y los colores.
Dentro de la flor encontró a Sim Cheong que permanecía dormida y al verla se enamoró y prometieron casarse.
Sim Cheong le suplicó al príncipe celebrar una fiesta después de para que pudiera encontrar a su padre después de la boda.
El príncipe aceptó y en la fiesta, Sim Cheong encontró finalmente a su padre, quien al encontrarse, abrió sus ojos y recobró su vista. Y como toda leyenda vivieron muy felices por mucho, mucho tiempo.
